No te llenes de lágrimas por la noche

Mi princesa:

No te llenes de lágrimas por la noche, hija mía, porque he prometido ser tu fortaleza, tu lugar de seguridad. He extendido mis alas sobre ti, y te guardaré a salvo. No tienes que preocuparte por los peligros nocturnos, porque no te dañarán aunque miles caigan a tu alrededor. Recuerda cómo envié a mis ángeles para proteger a mi siervo Pablo cuando estaba encadenado en una celda. Mis ángeles llenaron su celda de luz e hicieron que sus cadenas se soltaran. Le escoltaron hasta la salida de su celda, pasaron por las puertas de la prisión y abrieron las puertas de la ciudad para que pudiera escapar. Tú también puedes contar con la protección de mis ángeles en las horas nocturnas. No temas, y escucha el sonido de mi voz, porque llenaré tu corazón con mi canto en las horas de la noche.

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